Jueves 22 de octubre, 20:00 horas. Nos encontramos en la Sala a Principal del Palacio de Bellas Artes, esperando la aparición de la London Sinfonietta para escuchar el concierto que ofrecen como parte de su gira por nuestro país. Mientras esperamos, podemos contemplar la belleza del recinto. Desde el telón de cristal realizado por la casa Tiffany de Nueva York que muestra una vista del Valle de México, el mosaico de Marotti que representa la historia del teatro, hasta el vitral de la cúpula principal con el tema de Apolo y las nueve musas. Todo en el lugar predispone para la contemplación y el goce estético.
Después de unos cuantos minutos aparecen la orquesta y su director, Garry Walker; el público los recibe con un caluroso aplauso. Acto seguido se hace el silencio en el recinto y nos disponemos a escuchar. La primera pieza del repertorio es Wonderfuk No-Headed Nightingale (El maravilloso ruiseñor sin cabeza), compuesta por Luke Bedford. Los violines ejecutan unos acordes. Silencio. Mismos acordes. Silencio. Poco a poco aparecen los demás instrumentos, la flauta, el contrabajo, el violonchelo. Sin embargo, no se puede decir que estemos escuchando una melodía. No la hay.
La London Sinfonietta, fundada en 1968, toma como lema el “hacer nueva música”. Intenta crear y mezclar de manera novedosa una gran variedad de sonidos. Es evidente que su intención no es hacer música clásica de manera tradicional, sino que intentan buscar originalidad en la música que interpretan. La influencia posmoderna es notoria y podemos percibir el empeño por deconstruir la música en sus elementos más simples para, a partir de ahí, generar una reestructuración de los sonidos.
El programa del día 22 cuenta con dos piezas obra de compositores mexicanos. Marisol Jiménez, doctorada en Stanford, presenta XLIII Memoriam Vivere que, como posteriormente me enteré, intenta rendir homenaje a los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos. Una de las formas en que intenta representar el caso de Ayotzinapa en la obra son los 43 segundos de silencio que guardan los músicos en la parte final de la pieza. Si me hubiera puesto a contar los segundos, tal vez me hubiera sido más fácil captar la referencia. Desafortunadamente, solamente me pareció uno de los silencios más largos de toda mi vida. Ahora sé que solamente duró 43 segundos.
Me parece que lo que el arte intenta, en general, es dar una visión universal de las cosas y la realidad - en esto me aventuro a decir que se parece a la filosofía- pero esta cosmovisión surge a partir de una subjetividad. El artista toma sus propias experiencias y las objetiva. Esto es el arte: objetivar la subjetividad. Sin embargo, una vez objetivadas, el espectador las subjetivizará de nuevo. Cada uno interpreta desde su propia perspectiva, desde sus propias experiencias. Todos somos capaces de sentir amor, odio, ira, tristeza, deseo de venganza, podemos traicionar o podemos ser héroes; pero no todos experimentamos todas estas facetas de la condición humana del mismo modo ni bajo el mismo contexto.
Creo que algo que se le puede criticar al arte contemporáneo es que ya no permite que el espectador asimile aquéllo expuesto y lo vuelva parte de su propia subjetividad, sino que ahora el artista expone sus propias experiencias, vivencias y sentimientos de una manera que resulta demasiado lejana para el espectador. Este último no puede entender fácilmente por una incapacidad técnica, ya que no es posible que tenga todas las variables que llevaron al artista a ser lo que es y sentir lo que siente, no puede comprehender, y por tanto comprender, la subjetividad del artista en toda su complejidad. E incluso, suponiendo que esto fuera posible, ¿acaso importa? ¿Lo que quiero al ponerme frente a una pieza de arte es saber algo sobre el autor o saber algo sobre mí mismo a través del autor?
Es en este sentido que yo diría que la London Sinfonietta, al menos por lo que mostró el pasado jueves, es un gran ejemplo de arte contemporáneo. No es tanto el hecho de que no la entiendas, puedes conocer a Stravinski y entender sus influencias, puedes saber qué es lo “posmoderno” y entender la falta de melodía. No es a esa comprensión a la que me refiero, tal vez me convendría más usar el término “aprehensión”, como una asimilación inmediata. El hecho de que se requiera un ejercicio intelectual muy complejo para captar una idea, no significa que ésta sea más perfecta. Esto es algo que los filósofos podemos entender ya que los primeros principios de la realidad se captan por medio de la intuición, lo cual resulta más cercano a la sensación de lo que podríamos pensar.
Antes de finalizar, quisiera destacar, esta vez de manera positiva, otra de las piezas presentadas compuesta por el mexicano Enrico Chapela. Acoussence (“Esencia acústica”), es una obra musical basada en la perfumería. El autor compuso la música “buscando que cada movimiento se apegara a la impresión general que el acorde aromático me invocaba. Maderas: profundo, Hierbas: fresco, Flores: afectivo, Cítricos: ácido, Semillas: amargo”, como explica en su página web. Aquí, el compositor intenta evocar el sentido del olfato por medio del oído, imitando la composición química de los perfumes mediante las notas y los ritmos. Me parece que el resultado fue bastante agradable, los sonidos se acoplan bastante bien a los aromas que quieren recordar, las melodías resultan amenas para el oído y principalmente, creo que es música que la audiencia puede disfrutar y asimilar de manera simple.
La London Sinfonietta asume como misión “arraigar la mejor música clásica contemporánea en el corazón de la cultura de hoy” (las cursivas son mías), pero me parece que del modo en que lo intentan no es eso lo que están logrando. Probablemente los posers del mundo que lean esta reseña me odien y piensen, seguramente con razón, que no entiendo de música. Pero si tu misión es lograr que la música impregne la cultura actual, que transforme la vida de las personas comunes y corrientes como yo, que no saben de música, necesitas volver a lo básico. No, lo que quiero decir no es “si le gusta el reggaeton, dale”, pero si vas a escuchar un concierto de música clásica y la flauta solamente te hace pensar en el carrito de los camotes, tal vez, sólo tal vez, tanto esfuerzo por ser original no está dando los resultados deseados.