Es algo terrible, algo que nos pone triste o en ocasiones nos hace llorar; algunas veces también está la incertidumbre o las ganas de que ya suceda. Todo eso nos puede ocasionar un Final, porque, como lo podemos afirmar, todo lo que tiene un inicio tiene un fin también... o eso es lo que nos dicen las personas.
Pero, ¿un final es algo terrorífico necesariamente?; en algunos casos sí: para algunos se trata de decir adiós a una persona que aman y que no desean dejar ir; a alguien que, si bien sufría por enfermedad o no estaba en condiciones para seguir con una vida natural, no importa: ¡ya jamás sentirán sus abrazos o escucharan su voz!; entonces lloran sin recordar que todos tenemos ese mismo destino o que es lo mejor para esa persona.
La partida de una persona es un final indiscutible del ciclo de vida, que nosotros no sepamos cómo va a ser de la misma manera en como podemos decidir si nos cortamos el pelo, si viajamos, si continuamos la escuela o si nos hacemos un tatuaje, es diferente. La muerte es el final menos planeado y, para muchos, el miedo es insoportable: no lo quieren imaginar jamás y no juegan con ello.
Sin embargo, existen otros que juegan con los finales y se burlan de la muerte en chistes, moralejas, canciones o un sinfín de cosas donde reflejan que están conscientes de que no la quieren, pero la respetan y no le tienen miedo; muchas veces esto se debe a que han tenido diferentes finales en toda su vida y, algunos, son manejables en emociones.
Siendo un poco menos drásticos, uno de los finales más dramáticos —en términos no tan extremos— es el de una relación amorosa. Y es que no saldrás al parque agarrado de la mano con alguien y no podrás decir "sí" cuando te pregunten si tienes pareja. En esa relación que termina hay peleas, alegrías, gritos y un sinfín de planes; ¡es ponerle final a eso: a lo bueno y a lo malo!; pero sabemos que no es definitivo... en algún momento podría ser lo mismo pero con otra persona.
Los finales marcan; enseñan cómo hacer mejor las cosas, hacen que olvidemos y evitan que dejemos de planear; pues el final hace que todo se detenga, que todo se acabe.
Como ya decía, no todos los finales son malos o, mejor dicho, no todos los sentimos como algo malo; de hecho, uno de los finales más satisfactorios para una persona es la conclusión de un proyecto o un estudio en el cual se sufre, muchas veces, de insomnio por noches que jamás recuperarás; sin embargo, esto lo haces pensando en que cumplirás la meta de ser mejor y tendrás mas conocimiento profesionalmente.
Otros que no se sufren son los finales apasionados; por ejemplo, la final del futbol americano o el fin de temporada de tu serie favorita. En ellos no te pierdes ni un segundo, pues esperas saber qué pasará con tu personaje favorito; ¡puede morir o salvar al mundo y quedarse con la chica mas guapa de la serie!
Sea cual sea el final que experimentemos, debe de ser sintiendo que damos lo mejor de nosotros, pues no se puede retroceder; debemos enfrentarlo y sentir que no dejamos debiendo nada a nadie y que no hizo falta nada... pues, algún día, nosotros podremos estar enfrentando nuestro propio final.