[if gte IE 8][endif]Llegué a las 6:20 de la tarde al Palacio de los deportes. Después de merodear un poco entre los puestos que ofrecían la bonita piratería mexicana, seguí caminando hasta mi puerta de acceso.
Estuve formado unos minutos hasta que dieron las 7 p.m. Entré con un chico que estaba muy emocionado por ver a su banda favorita. Corrimos como pudimos donde nos revisaban los boletos para entonces entrar al palacio de cobre donde había un bonito salón lounge con varios muebles de muy buen gusto; me senté un momento, guardé mis cosas y me preparé para la multitud en la que me iba a sumergir.
Cuando por fin llegué a la pista divisé el escenario y, como estaba en el centro y tenía dos extenciones hacia los lados, las opciones para disfrutar de MUSE eran múltiples..
Tomé algunas fotos y decidí pararme justo frente el escenario principal.
Cuando estuve ahí me impresioné, pues las ultimas veces que había visto a Muse habían sido desde las gradas de cualquier escenario en el que se presentaran. Escuché atento a la banda telonera... esperaré el momento.
Muse no hizo gala de su puntualidad inglesa y, con alrededor de 6 minutos de retraso, comenzaron a sobrevolar unos drones blancos con forma esférica; mientras, la potente melodía de “Drones“ se escuchaba. Matt Bellamy, Chris Wolstenholme y Dominic Howard aparecieron en el escenario para interpretar “Psycho”, “Reapers”, “Dead Inside” y “Bliss” de manera muy enérgica e incluso agresiva. Mientras tanto, el lugar estaba lleno; y la gente, de un rango de edades muy amplio, dejaba su energía al pormayor: brincaban y gritaban. Había chicas que salían casi desmayadas protegidas por sus novios mal encarados al tener que perderse del lugar que ya habían ocupado.
Habían transcurrido alrededor de 20 minutos cuando nos sorprendieron los acordes de “Citizen Erased”, pues fue el debut de la canción en el tour. De ahí en más, el concierto transcurrió lleno de energía con canciones que sugerían la revolución, por ejemplo el nuevo sencillo “Revolt”.
Muse armó su espectáculo perfectamente, al menos conceptualmente hablando, pues la música, letras, efectos visuales y escenografía construían una atmósfera perfecta en la narración de la historia con la que Muse enciende el espíritu revolucionario que tiene toda persona que está harta de la forma en la que los gobiernos tratan a sus pueblos.
Muse se despidió del público con “The Globalist” para regresar después de un pequeño encore con “Mercy"; para, finalmente tocar “Knights of cydonia”, con lo que concluyó el show. Eran las 11:30 de la noche.
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