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PERROS

Perros, de Lizandro Duarte, se trata de una obra de teatro que nos muestra como lo que somos: mamíferos. No sólo animales sino unos que se guían por los instintos, las pasiones, las vísceras y nuestra tan característica sangre caliente. Pero en el calor de la sangre, en nuestra energía vital, se esconde el origen no sólo de nuestros impulsos más bajos sino también nuestros comportamientos más elevados que nos dan esa nota distintiva como humanos.


"Perros" nos presenta ante un grupo de humanos, cinco soldados, encerrados en una jaula cual jauría esperando a recibir el veredicto de un consejo de honor que se disponía a encontrar al responsable de un asesinato. Los cinco son sospechosos debido a los vínculos que cada uno tenía con el difunto. Uno de ellos, Tadeo, era el hermano gemelo de la víctima, Andrés; ambos eran hijos de una familia acomodada de clase alta que ostenta el apellido de "Betancourt".


La trama se desarrolla en un solo espacio, la celda donde esperan la sentencia, y las luces nos permiten dimensionar la naturaleza del espacio visto desde la perspectiva de los personajes. El juego de luces y sombras nos da la pauta de dónde se encuentra la tensión del momento escénico y nos permite resaltar las actitudes y relaciones de los personajes.


La tensión es contante, en un punto de la obra el espectador no puede evitar encontrarse al borde de su asiento esperando cuál será el siguiente movimiento, la siguiente insinuación o confrontación. Esta tensión surge no sólo de que uno de los personajes será condenado, y no sabemos cuál, sino también de que ellos deciden hacer su propio juicio para adelantarse al consejo de honor y descifrar por adelantado el misterio sobre el asesinato. Nombran de entre ellos a un juez y a un fiscal para cada interrogatorio; en las preguntas que se plantean entre ellos se van revelando poco a poco las intrincadas relaciones que tienen entre ellos, así como sus vínculos, en todos los casos muy sospechosos, que tenían con el difunto.


La obra nos abre una ventana hacia nuestra propia interioridad, nos revela un aspecto de nuestra naturaleza muy íntimo; pero también nos revela cómo en nuestros comportamientos en sociedad, en la jauría, el afán por establecernos en una jerarquía, por sobrevivir en un mundo donde chocan voluntades que buscan imponerse unas sobre otras, nos refugiamos detrás de máscaras.


El punto de inflexión de la obra llega cuando esas máscaras se rompen, llega en un momento en que los personajes ya no pueden seguir refugiándose detrás de ellas y entonces sí, se revela de manera transparente nuestra naturaleza tan humana y tan animal al mismo tiempo. Los recursos que usan los actores develan de manera elocuente esto: nuestra dimensión muy animal, muy material, y cómo de ella surgen nuestros anhelos más humanos, más espirituales, aún en medio de las situaciones más precarias y en el más soez, pero al mismo tiempo rígido, de los ambientes.


La obra se estará presentando en el teatro La Capilla durante el mes de Junio y es una visita recomendada, incluso obligatoria, para todos aquellos que quieran tener una probadita de autoconocimiento muy vital.


Lugar: Teatro La Capilla

Días: martes de Junio

Hora: 8:00 pm


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