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Apenas son las 4

Apenas son las 4 es una obra que se presenta en el Foro 1 de Teatro en Corto, el espacio creado por Lolita Cortés y Paco Lalas que se encuentra en la calle de Yosemite 40 en la Nápoles.


Fuimos a verla el día de ayer, 1 de enero, y los actores en escena que nos tocaron fueron Juan Antonio Edwards y Cecilia Arias: ¡ambos actuaron maravillosamente! Su trabajo individual en la ejecución de la puesta fue impecable.


La obra, escrita por Tomás Urtusastegui, está impecablemente bien escrita: la trama se desarrolla fluída, la historia posee consistencia narrativa y todo embona para que pases un rato agradable y divertido; sin embargo, pese a esa precisión, algo no cuadra y te quedas con algo que no termina de cuajar: los personajes no parecen reales.


Sí: Eulalia y Romualdo son una pareja "perfecta"; al parecer, tiene todo lo que ella podría desear; y, ella, lo ama por eso. Sin embargo, eso mismo es lo que la lleva a querer un cambio radical en él: necesita quejarse de su relación con sus amigas, vecinas y familia. ¡No soporta la idea del amor rosa y bello, sin defectos, que le ofrece su marido!


Es justamente en esto último en donde se hacen insostenibles la situación y los personajes: ¡Eulalia se la pasa quejándose, indirectamente, todo el tiempo de Romualdo! ¡Mujer, ya tienes de qué quejarte con tus pares menos afortunadas!: ¡es tan perfectamente caballero que resulta insufrible y odias, por ello, tu vida matrimonial ya deja en paz a tu marido! ¡Economía de partes! ¡Navaja de Ockham! ¡Invéntale un chisme, el chisme más horroroso que se te ocurra, con respecto a esa situación, y todos contentos! ¡Que, vamos, un hombre tan caballerito, algo raro sí que tiene!


Pasando por alto ello y trasladándonos a un plano menos interior de la obra; ¿qué es lo que transmite? A mí se me hace -y dejemos de lado el escándalo- que retransmite ciertos modelos de comportamiento poco atractivos para las ideas progresistas del siglo XXI. Sí: traslada a nuestro mundo la vigencia del estereotipo violento del hombre que, algunos grupos, han querido desbaratar con el pasar de los años. Digo, a mí me da igual que nos presenten la transformación de Romualdito en un macho cabrío y no en un macho calado; pero, dos cosas: si lo van a hacer, que al menos haya teatro físico de verdad y no una mera pantomima de golpecitos fingidos que no llegan a su objetivo.


Entiendo el contexto cómico de la obra; sin embargo, si ya la idea está presente, pues explotarla no le haría mal a nadie... bueno, quizá sí a aquellos que propugnan por los derechos de la mujer, la igualdad de género y todas aquellas ideas que me dan miedo y por las cuales prefiero detener la crítica aquí.


A los actores, muchas gracias por su trabajo, logran sacar una sonrisa grata; y, a tí, lector, te recomiendo que vayas a Teatro en Corto y pidas en la taquilla un boleto para el Foro 1 donde Romualdo y Eulalia te estarán esperando.

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