Me atrevo a afirmar que todos en algún momento hemos llorado por alguna pasión amorosa, ya sea porque no fue correspondida o porque la relación inevitablemente terminó. También creo que las mejores lágrimas no son las que se derraman tras el abandono, sino las que brotan por los amores contrariados, por las decepciones de no pasar del cuerpo del amado, o porque el amado rechaza los signos de tu pasión. Aquellas lágrimas son las más dulces, porque al ser una pasión solitaria la que se vive, se intensifica de tal modo que también el sufrimiento se engrandece. Porque, como bien afirma Sabines en su poema Digo que no puede decirse amor: “el amor se llora como a un muerto.”1
Bécquer tiene la misma idea romántica, sin embargo parece que siempre le escribe a una mujer diferente aunque con el mismo prototipo, e incluso en mi caso personal, después de múltiples empresas que derivan en fracaso, puedo decir que he querido a varios con diferente intensidad y a cada uno de una forma diferente, esta diferencia no radica en mí, yo no cambio drásticamente o les presento una jareta, la diferencia radica en que cada amado es diferente así se trate del mismo amante, por lo que las vivencias, así compartan los mismos hábitos, serán percibidos siempre diferente, incluso en los ojos del amante. Sin embargo lo sorprendente en el libro El amor en los tiempos del cólera es que el amante ama al mismo amado durante mucho tiempo y que a pesar de los amores casuales y sin importancia es realmente constante cuando se trata de la única mujer que lo rechazó tras un desencanto. Me impresiona la paciencia y la esperanza como virtudes románticas que el personaje presenta, sin mencionar que la prosa de García Márquez es adictiva, me importa el tema que presenta, porque demuestra como un amor incompleto puede generar cierta plenitud romántica de tal magnitud que llega a completarlo, porque en la imperfección se encuentra la perfección.
En mi opinión el título “El amor en los tiempos del cólera” no se refiere solamente al contexto de la época y al problema social de la epidemia que se desarrolla en Colombia; sino que es un guiño que nos induce a creer que el amor es un padecimiento tan terrible como el cólera, por los síntomas y su mortandad.
García Márquez no es el primero en hablar del amor como una enfermedad2: sin embargo es el primero en afirmar que sus síntomas son los mismos que los del cólera: “perdió el habla y el apetito y se pasaba las noches en claro dando vueltas en la cama. Pero cuando empezó a esperar la respuesta a su primera carta, la ansiedad se le complicó con cagantinas y vómitos verdes, perdió el sentido de la orientación y sufría desmayos repentinos… su estado no se parecía a los desordenes del amor sino a los estragos del cólera… tenía el pulso tenue, la respiración arenosa y los sudores pálidos de los moribundos. Pero el examen rebeló que no tenía fiebre, ni dolor en ninguna parte, y lo único concreto que sentía era una necesidad urgente de morir… los síntomas del amor son los mismos del cólera. Prescribió infusiones de flores de tilo para entretener los nervios y sugirió un cambio de aires para buscar el consuelo en la distancia, pero lo que anhelaba Florentino Ariza era todo lo contrario: gozar de su martirio.”3
La sintomatología de los enamorados va más allá de la ansiedad que deriva en la locura y una obsesión constante por la muerte, es un dulce padecimiento y un sufrimiento que se mueve dentro de lo espiritual y lo corporal y que es preferible soportar a jamás vivir. Dado que el amor a una persona es de alma y cuerpo, es natural que el amor no correspondido o las tragedias amorosas calen tanto en la materia como en el espíritu. Octavio Paz, en La llama doble, insiste en que el amor traspasa al cuerpo deseado, es una “sed de otredad” donde se busca al alma en el cuerpo y al cuerpo en el alma. El amor es la unión que nos lleva a desear a la persona entera, que nos incita a pasar del cuerpo; mientras que el erotismo no tiene la ansiedad por comunicar las almas y los cuerpos de los amantes. El amor es elección y el erotismo es aceptación, lo que quiere decir que en el erotismo no se busca a una persona única.4
Una idea recurrente y que es la ideología del personaje principal, Florentino Ariza, es que no hay mejor muerte que aquella cuya causa es el amor.5 Porque el amor ennoblece al hombre. Sin duda el romanticismo influyó su prosa, e incluso se pueden encontrar algunas referencias a la poesía de Bécquer, como las golondrinas que menciona y la alusión a los poetas románticos españoles6; sin embargo el romanticismo de García Márquez encuentra su plenitud al transformar a Florentino Ariza en un Bécquer colombiano; atormentado por una pasión desmedida que lo tortura y la unión indisoluble que existe entre el amor y la muerte; y quien idealizó a la mujer al grado de llamarla “diosa coronada” por lo que de un ente mortal surgió un ser inmortal y divino. Es el mismo mecanismo que Octavio Paz, emplea en Piedra de sol cuando dice: “tus pechos dos iglesias donde oficia la sangre sus misterios paralelos.”7 No niega la materia que se corrompe, sin embargo le da un grado de divinidad, ya sea como templo o como eucaristía.
La idealización es posible gracias a los obstáculos, siempre habrán besos que te queman los labios porque se han quedado en tu boca; si bien Florentino Ariza fue correspondido y se pudo saber amado por su amada, no fue suficiente, porque no logró poseerla. Al poseerla no me refiero a la unión carnal de los amantes, sino a la unificación de cuerpo y alma: pasar del cuerpo. Porque carecer de la persona entera, hace que el amor sea imposible: “amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía… porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no paso de tu cuerpo… me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado.”8 Justo ahí se encuentra la idealización: en la carencia de la persona, en la ausencia o en la falsa ilusión, porque si realmente Florentino Ariza hubiera construido junto con Fermina Daza un puente, ya no sería el ideal romántico, sería la historia de Fermina con el Dr. Urbino: la de un amor que se confunde con la costumbre, un amor tranquilo que al final no se sabe si es amor, porque no hubo un arrebato tan fuerte, porque no se encontró el “relámpago de amor”9 que también es mencionado por Cortázar: “como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio… vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.”10
Sin mencionar que la clave para la idealización del amado, son las cartas. La poesía y las cartas de amor juegan un papel fundamental en la historia, porque Fermina Daza no se hubiera enamorado de no haber tenido el estímulo correcto. Es un hecho que el enamoramiento surgió de las palabras, y que García Márquez las exalta, porque son los románicos los que envían cartas que rayan en la obsesión, que aseguran la eternidad de sus promesas y que idealizan las virtudes, la belleza y los instantes.11 Las cartas que Ariza envía, no sólo tienen belleza sino que buscan dejar una sensación palpable: sus vísceras se sienten, la fiebre se transmite, su pasión desbordada encuentra cauce en el lector. Tanto piensa en el amor, que todo lo que escribe siempre tiene aquella connotación. Octavio Paz, señala que hay tres estados por los que pasa el amante: pretendiente, suplicante y aceptado; dentro de estos estados se encuentran tres etapas de servicio amoroso: la contemplación del cuerpo y rostro del amado; el ritual: intercambio de signos, poemas y entrevistas; y consumación del amor.12 Florentino Ariza pasa por los tres estados a lo largo de toda su vida, en su juventud es el pretendiente que casualmente se encuentra con el descubrimiento de la amada y posteriormente cuando es aceptado se completa el ritual del amor cortés, el intercambio de signos: las cartas que exaltaron su pasión hasta hacerla tangible. Tras el desprecio de Fermina Daza, su papel se convierte en suplicante y al final de sus días logra convertirse en aceptado y consuma su amor.
Bien se podría decir que el paradigma de las historias de amor es la unión de la pareja, como por ejemplo en las novelas de Austen o de las hermanas Brönte, donde después de algunas complicaciones, la pareja logra el fin: el matrimonio. Y aunque en lo personal, me fascina la figura de Mr. Darcy como ideal de la pasión masculina fuerte y silenciosa; la historia no me conmueve como otras. Si bien cumplen con los mismos elementos de la pasión amorosa: descubrimiento del amado, atracción física y espiritual, el obstáculo entre los amantes y la búsqueda de la reciprocidad;13 carecen del grito desesperado que causa el sufrimiento por amor.
La historia de amor más apegada a la realidad y perfecta es la trágica, no sólo en la que alguno de los amantes muere como en el caso de Paolo y Francesca o de Romeo y Julieta, lo trágico también se encuentra en la separación como Abelardo y Eloisa, o en la relación tortuosa de no aceptar al amor de Oliveira y la Maga, lo trágico también es el transcurso del tiempo como el caso de Florentino Ariza y Fermina Daza. Todas estas parejas son recordadas por su pasionalidad: su padecimiento.
Específicamente en el último caso, esto sucede por ser entes materiales, dado que estamos sujetos al tiempo y a los accidentes como son el cambio de las pasiones y la muerte;14 incluso suponiendo que Ariza y Daza se hubieran casado y consumado su amor no significa que alcanzarían la felicidad, su tragedia, al igual que en las novelas de Austen y las hermanas Brönte sería menos evidente, pero no por ello carecerían de ella, la cual consiste en envejecer juntos. Se puede pensar que aquello es lo esperable, que genera felicidad, pero las dichas del amor son efímeras tras la decepción, la cual consiste en que una vez que la pasión ha sido satisfecha, el amante experimenta un desengaño. Sin embargo tras la consumación de la pasión o del acto carnal, se experimentan diferentes sensaciones según el género: el hombre no tiende a la fidelidad por lo que su pasión disminuye porque ya ha logado su fin: la propagación de la especie, con la mujer que mejoraría su linaje; mientras que la mujer, mezcla el erotismo con los sentimientos, por lo que el sexo aumenta su pasión.15 Lo que permite concluir que incluso los amores completos son trágicos, aunque su tragedia no es tan clara y próxima. El desengaño en la novela de García Márquez, es lo que separa la figura del Dr. Urbino con la de Florentino Ariza. Porque aunque Fermina se haya decepcionado de su marido no puede huir de él, mientras que la decepción corta de tajo la relación con Florentino Ariza; esto sucede cuando Fermina Daza se encuentra de frente con Ariza en el mercado, al igual que para iniciar con la pasión bastó una mirada, para concluirla le bastó verlo: “a diferencia de entonces no sintió la conmoción del amor sino el abismo del desencanto. En un instante se le reveló completa la magnitud de su propio engaño, y se preguntó aterrada cómo había podido incubar durante tanto tiempo y con tanta sevicia semejante quimera en el corazón… Hoy, al verlo, me di cuenta que lo nuestro no es más que una ilusión.”16 ¿Por qué al verlo se da cuenta de que su amor es una ilusión? No creo que tenga relación con la fealdad física de Florentino Ariza ya que ella era conciente de que su encanto residía en sus palabras, me inclino a pensar que son las mismas palabras las que la desencantaron. Las palabras exaltan, ella estaba enamorada de las palabras, a penas y habían tenido contacto que no fuera por esa vía; Paz asegura que “se ama a una persona no a una abstracción”17 por lo que Fermina estaba enamorada de una idea, después de evaluar la idea en parámetros reales, se dio cuenta de que las palabras eran un hombre y otro hombre era el que estaba parado frente a ella: un desconocido y su presencia era incómoda porque era el reflejo de una abstracción.
Una de las tragedias más amplias es la del amor no correspondido, Schopenhauer afirma que “cuando el amor afecta a un ser único, logra entonces tal intensidad, tal grado de pasión, que si no puede ser satisfecho, pierden su valor todos los bienes del mundo y la misma vida”18; sin embargo al ser incompleto es el más perfecto, para justificar este punto me apoyo en el Evangelio de san Mateo en el que se nos exhorta a amar a los enemigos, Mateo dice que es muy fácil amar a quien te ama; lo difícil y lo que se debe de hacer es amar al que no puede amarte. Esto se refiere a los enemigos, pero ¿el amado que se niega a corresponder al amante, no es una especie de enemigo? Mi interpretación del Evangelio es la de una invitación a seguir amando a una persona a pesar de saber que no recibirás nada de regreso, es como la caridad.19 E incluso, amar sin ser amado es un proceso de purificación, porque el amante no suprime su pasión, sino que acepta el sufrimiento y lo va regando a su alrededor creando nuevas sensaciones. El amor no correspondido es el más apasionado porque no es satisfecho, y si su pasión es más grande, es capaz de dar todo lo que tiene, incluida la vida. Porque sólo quien ama desmedidamente comprende que el amor no se compone tanto de la posesión como de la entrega.20
¿Qué es lo que impulsa a Florentino Ariza a amar a Fermina Daza durante más de medio siglo, y por qué está tan convencido de que ha amado silenciosamente más que cualquier otro ser?21 Porque ama en soledad. Porque su pasión se extendió como las raíces de los árboles sembrados en un terreno inmenso: el de la esperanza. Fromm insiste al final del libro El arte de amar que “amar significa comprometerse sin garantías, entregarse totalmente con esperanza de producir amor en la persona amada. El amor es un acto de fe, y quien tenga poca fe también tiene poco amor.”22 El amante se enamora del amado con la esperanza de que más tarde ambos compartan los dos papeles: que el amante sea también amado simultáneamente. Pero aquello no es una certeza, son planes que se construyen sobre la nada, es una promesa: el amor es una promesa sin garantías. Es por ello, que Florentino Ariza, es el más fiel devoto de Fermina Daza, porque los años no han hecho que pierda la fe, su vida es una constante espera, espera la muerte del marido, para que así ella sea libre y pueda decidir nuevamente aceptarlo o rechazarlo.
A pesar de sus múltiples amoríos, para Ariza no pasa de sexo casual, no busca enamorarse porque es incapaz de cambiar de amada, sin embargo ¿por qué no puede olvidarla, qué es lo que lo atrae tanto a ella y cómo inició la pasión? “esa mirada casual fue el origen de un cataclismo de amor que medio siglo después aún no había terminado.”23 Una simple mirada fue la que determinó todos los sucesos posteriores, Schopenhauer afirma que “las grandes pasiones suelen nacer a la primera mirada.”24 ¿Por qué la mirada es tan importante? Me atrevo a creer que la mirada funge como una primera comunicación, este primer diálogo que es entablado inconscientemente nos dice si el coqueteo es aceptado o rechazado. Si las miradas no se hubieran cruzado, no se hubieran puesto de acuerdo, tras la mirada, tanto Ariza como Daza quedaron profundamente impresionados el uno con el otro. Lo que causa la atracción mutua, basándome en Schopenhauer son la correspondencia de las cualidades del hombre con las de la mujer: es la atracción de los opuestos y esto se muestra en la belleza de Fermina contra la fealdad de Florentino, los opuestos se complementan. En cambo para Fromm lo importante no es lograr ser digno de amor o el sujeto sino darse completamente; Florentino no buscaba enamorarse de Fermina y tampoco a la inversa, simplemente ocurrió que de pronto habían dos sujetos que se habían encontrado y estaban dispuestos a sufrir por amarse. Y para Paz, el amor no tiene una finalidad, es un fin por sí mismo, que busca hacer un instante eterno, que no tiene por obligación ser recíproco, y también afirma que estar enamorado es un espacio imantado por el encuentro entre dos personas que se transforman en amantes. Florentino Ariza no gana absolutamente nada amando a Fermina Daza, la ama porque al mirarla la encontró, y su destino quedó marcado, sin embargo al aceptarlo utilizó su libertad, a pesar de que la atracción inicial es involuntaria.25
Florentino no puede amar a otra mujer que no sea Fermina, porque la imposibilidad la ha idealizado al grado de que no concibe a mujer tan perfecta como ella y está seguro de que su única felicidad radica en aquella mujer que lo miró brevemente cuando fue a entregar un telegrama. Aunque Fromm afirme que el sujeto no importa y que lo importante es amar, no estoy de acuerdo con ello. Claro que lo importante es que los amantes se entreguen, o que el amante de al amado todo lo que pueda y quiera darle, sin embargo difiero en que el sujeto no es importante; si bien la atracción hace que no seleccionemos cuidadosamente a un amado, esto no implica que la aceptación de la selección no sea importante, incluso es fundamental la aceptación.
El sujeto importa demasiado porque es quien puede aceptar o rechazar lo que le das, y en segundo lugar porque no tiene sentido convivir con alguien esperando enamorarse, como en los matrimonios por conveniencia, en los que sin duda no es amor, sino costumbre. Paz indica que lo importante en el amor es la persona completa, en cuerpo y alma, y que aquella unión es lo que la hace única, por lo que el sujeto al ser único y exclusivo objeto del deseo por parte del amante, cobra una importancia fundamental. Es por ello que Jaime Sabines identifica al amor con el sujeto, porque no hay amor sin un amante que ame a un amado:
“No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que soy sin ti.
Muero de ti y de mí, muero de ambos.”26
Erich Fromm afirma que “amar es fundamentalmente dar, no recibir… La gente cuya orientación fundamental no es productiva, vive el dar como un empobrecimiento, por lo que se niega generalmente a hacerlo. Algunos hacen del dar una virtud, en sentido de sacrificio.”27 La tesis de Fromm es básicamente, que el hombre debe de dar sin esperar recibir y que sólo de está forma puede ser amado y que la importancia del amor no radica en la búsqueda del amado sino en dar todo lo que tienes de ti mismo a un sujeto. Por lo que dar te enriquece, no es pérdida y tampoco es un sacrificio. El único sacrificio, es renunciar a la persona amada,28 es un sacrificio para el amante, no importa si fue o no correspondido, ya que tiene que soportar la ausencia y saberse un profano dentro de la existencia de alguien a quien inevitablemente seguirás amando.
El amor que Florentino Ariza le profesa a Fermina Daza es perfecto por ser incompleto. Florentino es la entrega encarnada, demuestra como el sufrimiento lo ennobleció porque nunca perdió la esperanza. Los amores incompletos son el paradigma de lo romántico, porque por más que nos esforcemos jamás lograremos saciarnos de la otredad, jamás nos pertenecerá el amado y por más que intentemos entregarnos sin esperar nada a cambio no lo logramos, porque siempre buscamos aunque sea una mirada.