La última vez que estuvimos en Teatro en Corto, a las 11:00 de la noche todo se transformó: salieron de la nada hombres musculosos sin playera, hermosas mujeres de siluetas torneadas y, a lo lejos, envuelta en un vestido fastuoso y un velo negro que la cubría a
la mitad del cuerpo, Catrina, hija de Poota, se bamboleaba como si estuviera en una pasarela mientras su estruendosa voz de norteña chihuahuense bromeaba con los asistentes al puro estilo único, dicharachero y hogareño que los norteños tienen al hablar.
La hora loca había comenzado. Catrina nos invitó a su foro y pasamos; no le había visto antes el rostro: blanco, agrietado y curioso. Entonces, la boca se abrió ¡y no paró! ¡Berreó hasta que nos dijo toda su cantaleta, plan y venganza: cupido y la celebración del día del Amor y la amistad deben morir! Lo anterior porque el idiota del pañal siempre la caga; y, una de las veces que lo hizo, fue con ella misma... antes de estar muerta.
El espectáculo, protagonizado por Derek Lucken, contiene todos los elementos del teatro de cabaret, lo cual, lo hace entretenido, agradable y cómico: un monólogo que apela a situaciones con las que todos podemos sentirnos identificados -claro está, con respecto a la edad-, canciones seductoras y divertidas en donde la dulce Catrina desgarra, digo, deleita nuestros oídos y, cómo no, una rotura de la cuarta pared que saca plática y risas a más de uno.
Así que, si tienen ganas de reír un rato con un humor subidito de tono, vayan a la hora loca de Teatro en Corto, los viernes y sábados a las 11:00 y 11:30 pm; pregunten por Catrina, Hija de Poota, y entren a ver su espectáculo.
